Martes
Hoy me han interrumpido dos veces. Espero poder escribir unas líneas de corrido. Me encuentro en medio de la Gran Vía, en un sitio donde ponen bocadillos, de nombre muy conocido y el cual no quiero escribir por no hacer publicidad. Tengo una buena vista desde aquí y bastante tiempo para dejar unas líneas impresas en este papel lleno de notas y números de teléfono, pues me ha llamado unos amigos de Granada que han venido de improvisto a Madrid. Digo lo del tiempo porque ya sabemos que en el sur se toman las cosas con muuuuucha calma, no es una crítica, es, simplemente, otro modo de vida.
Miro hacia la puerta cada vez que se abre, pues no quiero que vean lo que estoy poniendo. Encuentro en el papel un 15x5=75 a lápiz, el cual se emborrona en este trozo que estoy pasando una y otra vez con parte de mi mano. Vuelvo a mirar a la puerta y se entrecruza un autobús con varios precios de bebidas y modalidades de bocadillos. Hago auténticas virguerías para escribir entre más multiplicaciones, sumas y restas. Cuando entren éstos no me van a conocer; con el pelo corto y las gafas, y unas cuantas horas y cervezas fuera de casa... Voy a dejar de escribir, que al final me pillan.
Bueno, no he podido resistirme: tenía mucha sed de escribir y, en parte, lo hago por aquella teoría extraña, tipo ley de Murphy, que en cuanto te enciendes un cigarro esperando el autobús justo, justo, justo, viene nada más darle la segunda calada. Me enciendo otro cigarro y fumo y escribo compulsivamente, ambas cosas a la vez. Seguro que luego no entenderé mi letra. Fumo con la izquierda, pues soy diestra (para casi todo) y en la derecha tengo el boli. Me sabe y me sale raro, supongo que es como esa falsa leyenda de que cuando un tío se masturba con la mano derecha (si es zurdo) o la derecha (si es diestro), parece que se lo está haciendo otra persona. Teoría tan falsa como que los pezones se ponen erectos cuando estás cachonda jajaja... Ya sí que tengo que dejar de escribir.
Tengo tras los cristales un cartel de Cortefiel que se sigue entremezclando entre los precios, coches y autobuses rojos de Madrid. Pasa un tío con una gorra roja y se cruza con una chica de bolso de lentejuelas; de fondo un jersey gigante, de lana, color rojo (como la gorra del chico) a 29 con 90 céntimos creo ver a estas gafas hay que aumentarles el cristal- Cristal. Cristal que echo de menos en el continente de mi cerveza, pues es de plástico, muy estilo ska. Ya sabéis donde estoy ¿no? Sí, me rodeo de amarillo y suelo en damas blanco y negro.
Veo un cartel en donde pone Phil Bacon y echo de menos una l más (ignorante de mí). La puerta se abre y se cierra miles de veces a un ritmo trepidante, cada vez más frecuente y pienso que al final me pillan.
No llevo tanto tiempo aquí, lo que pasa es que escribo ansiosamente. Me agobian los chicos que tengo delante. Me recuerdo a mí misma como el prota de The Catcher in the Rye (me gusta más el título en inglés y, por supuesto su versión original, la cual tuve que leer en segundo de BUP). 2º de BUP. Ya nadie sabe lo que es eso. EGB, BUP, COU. ¿Qué es eso? Ahora se dice ESO, Secundaria, Primaria. Uff cuánta terminología para no emplear el dinero ni el tiempo (ni la cabeza) necesarios... Recuerdo la manifestación. Toda la Universidad sentada en el suelo, con la Cibeles delante. Nunca me había sentado ahí. Supongo que casi nadie lo ha hecho. Reconozco que me dieron ganas de besar el suelo, como Karol Vojtyla jajaja. Sigo recordando la manifestación. Casi me caigo y me abro la cabeza. Me llamó al móvil un amigo, le estaba contando cómo transcurría la manifestación y, de repente, tuve que empezar a correr porque la policía empezaba a cargar. Las pelotas de goma volaban por encima de mi cabeza (menos mal que soy pequeña). Me enganché con un fleje que había en el suelo, de color blanco, cerrado, sin cortar, casi me piño. Si no llega a ser porque me agarraron...
Llegué a pasar miedo en Sol. La mani no podía llegar hasta allí, pero unos revolucionarios de Filosofía se empeñaron y se montó la de dios (con minúscula, ya que puede ser cualquiera). Al final acabamos en Mayor tomando unos buenos calamares regados con fresca cervecita... se me va a calentar.
Miro hacia la puerta cada vez que se abre, pues no quiero que vean lo que estoy poniendo. Encuentro en el papel un 15x5=75 a lápiz, el cual se emborrona en este trozo que estoy pasando una y otra vez con parte de mi mano. Vuelvo a mirar a la puerta y se entrecruza un autobús con varios precios de bebidas y modalidades de bocadillos. Hago auténticas virguerías para escribir entre más multiplicaciones, sumas y restas. Cuando entren éstos no me van a conocer; con el pelo corto y las gafas, y unas cuantas horas y cervezas fuera de casa... Voy a dejar de escribir, que al final me pillan.
Bueno, no he podido resistirme: tenía mucha sed de escribir y, en parte, lo hago por aquella teoría extraña, tipo ley de Murphy, que en cuanto te enciendes un cigarro esperando el autobús justo, justo, justo, viene nada más darle la segunda calada. Me enciendo otro cigarro y fumo y escribo compulsivamente, ambas cosas a la vez. Seguro que luego no entenderé mi letra. Fumo con la izquierda, pues soy diestra (para casi todo) y en la derecha tengo el boli. Me sabe y me sale raro, supongo que es como esa falsa leyenda de que cuando un tío se masturba con la mano derecha (si es zurdo) o la derecha (si es diestro), parece que se lo está haciendo otra persona. Teoría tan falsa como que los pezones se ponen erectos cuando estás cachonda jajaja... Ya sí que tengo que dejar de escribir.
Tengo tras los cristales un cartel de Cortefiel que se sigue entremezclando entre los precios, coches y autobuses rojos de Madrid. Pasa un tío con una gorra roja y se cruza con una chica de bolso de lentejuelas; de fondo un jersey gigante, de lana, color rojo (como la gorra del chico) a 29 con 90 céntimos creo ver a estas gafas hay que aumentarles el cristal- Cristal. Cristal que echo de menos en el continente de mi cerveza, pues es de plástico, muy estilo ska. Ya sabéis donde estoy ¿no? Sí, me rodeo de amarillo y suelo en damas blanco y negro.
Veo un cartel en donde pone Phil Bacon y echo de menos una l más (ignorante de mí). La puerta se abre y se cierra miles de veces a un ritmo trepidante, cada vez más frecuente y pienso que al final me pillan.
No llevo tanto tiempo aquí, lo que pasa es que escribo ansiosamente. Me agobian los chicos que tengo delante. Me recuerdo a mí misma como el prota de The Catcher in the Rye (me gusta más el título en inglés y, por supuesto su versión original, la cual tuve que leer en segundo de BUP). 2º de BUP. Ya nadie sabe lo que es eso. EGB, BUP, COU. ¿Qué es eso? Ahora se dice ESO, Secundaria, Primaria. Uff cuánta terminología para no emplear el dinero ni el tiempo (ni la cabeza) necesarios... Recuerdo la manifestación. Toda la Universidad sentada en el suelo, con la Cibeles delante. Nunca me había sentado ahí. Supongo que casi nadie lo ha hecho. Reconozco que me dieron ganas de besar el suelo, como Karol Vojtyla jajaja. Sigo recordando la manifestación. Casi me caigo y me abro la cabeza. Me llamó al móvil un amigo, le estaba contando cómo transcurría la manifestación y, de repente, tuve que empezar a correr porque la policía empezaba a cargar. Las pelotas de goma volaban por encima de mi cabeza (menos mal que soy pequeña). Me enganché con un fleje que había en el suelo, de color blanco, cerrado, sin cortar, casi me piño. Si no llega a ser porque me agarraron...
Llegué a pasar miedo en Sol. La mani no podía llegar hasta allí, pero unos revolucionarios de Filosofía se empeñaron y se montó la de dios (con minúscula, ya que puede ser cualquiera). Al final acabamos en Mayor tomando unos buenos calamares regados con fresca cervecita... se me va a calentar.
2 comentarios
Cielo Vacio -
saludos
Mr. E -